martes, 17 de noviembre de 2009

Diferencia sobre el Contrapunto y la Armonia en la Musica

La escritura musical contrapuntística y la escritura musical armónica tiene un énfasis distinto. La primera es esencialmente horizontal, mientras la segunda es primordialmente vertical. El contrapunto se diferencia de la armonía por su mayor énfasis en el desarrollo lineal u horizontal de la música que se desarrolla en las distintas melodías, mientras que la armonía se ocupa primordialmente de los intervalos, las relaciones verticales entre las notas musicales. Sin embargo, contrapunto y armonía son funcionalmente inseparables ya que ambos, como elementos de un mismo sistema musical, se complementan mutuamente. Las voces melódicas tienen dimensión horizontal, pero al sonar simultáneamente, tienen también dimensión armónica vertical: ambas dimensiones se organizan convenientemente según la consonancia. Los intervalos consonantes resultan agradables al oído: la consonancia perfecta la proporcionan los intervalos de más elevado grado de fusión, que son el unísono, la cuarta y (su inversión) la quinta y la octava, sin embargo, la cuarta se fue considerando consonancia perfecta conforme avanzó el tiempo. La consonancia imperfecta, que proporciona una agradable amplitud sonora, la proporcionan los intervalos de tercera y de sexta, tanto mayores como menores (y según contextos también los de cuarta justa). Las disonancias resultan tensionantes, inestables dado que generan fricción al oído por los armónicos del acorde que se construye. Dichos intervalos son la segunda y la séptima así como las variaciones armónicas de aumentación y dismución (ej: quinta disminuida o tritono).
El contrapunto forma parte esencial de la música occidental desde la Edad Media. Se desarrolló fuertemente durante el renacimiento, dominando durante buena parte del periodo del barroco, clasicismo y romanticismo, si bien su importancia relativa es decreciente a lo largo de este periodo de práctica común, a medida que se desarrollaron nuevas técnicas de composición. Se considera que la técnica del contrapunto alcanza su cénit a finales del barroco y puede decirse que alcanza su esplendor en las composiciones de Bach.

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